Datos y estudios sobre la seguridad del ERFS
Para poder conocer los riesgos y la seguridad del ERFS lo mejor que podemos hacer es repasar toda la evidencia de la que disponemos en la que se valore la seguridad y los riesgos que puede entrañar el entrenamiento con RFS.
El primer estudio a gran escala sobre la seguridad con el ERFS que podemos ver es el estudio de Nakajima y colaboradores del 2006 [110]. En este estudio se encuestó a 12.642 participantes con el fin de obtener datos fiables sobre la seguridad real del entrenamiento con RFS.
Las 12.642 personas encuestadas en el estudio de Nakajima procedían de 105 instalaciones de Japón donde se aplicaba el método KAATSU de forma regular.
En la muestra había un 45,4% de hombres y un 54,6% de mujeres. Había personas de todas las edades, desde jóvenes de menos de 20 años hasta mayores de 80 años. La muestra poblacional del estudio de Nakajima es muy variada ya que el uso que se le da en Japón al KAATSU es muy amplio, se usa tanto para fortalecer los músculos de los atletas como para promover la salud en los ancianos.
Un punto que hay que tener en cuenta es que, entre la muestra, había también personas con distintos tipos de afecciones físicas, como por ejemplo obesidad, enfermedades cardíacas, enfermedades neuromusculares, diabetes, hipertensión, enfermedades respiratorias, etc.
El uso que se le daba al método Kaatsu en la mayoría de las instalaciones eran sesiones que iban desde los 5 a los 30 minutos, y dichas sesiones se realizaban entre una a tres veces por semana.
De entre las 12.600 personas hubo un caso de rabdomiolisis. La rabdomiólisis es una enfermedad producida por necrosis muscular que provoca la liberación a la circulación sanguínea de diversas sustancias que en condiciones normales se encuentran en el interior de las células que componen el tejido muscular, como por ejemplo la creatina fosfoquinasa (CPK) y la mioglobina.
Además del caso de rabdomiólisis también hubo un caso de embolia pulmonar. La embolia pulmonar es una obstrucción en una de las arterias de los pulmones. En la mayoría de los casos, la embolia pulmonar es causada por coágulos sanguíneos que viajan a los pulmones desde las venas profundas de las piernas.
Hubo dos casos de enfermedad isquémica cardiaca, la cardiopatía isquémica se produce cuando las arterias que suministran sangre al músculo del corazón se obstruyen, de manera parcial o completa, por lo que no le llega el flujo sanguíneo.
Y se encontraron siete casos de trombosis venosa. La trombosis venosa profunda (TVP), es una afección que ocurre cuando se forma un coágulo de sangre en una vena profunda. Estos coágulos por lo general se forman en la parte inferior de las piernas, los muslos o la pelvis, pero también pueden aparecer en los brazos.
En vista de los datos de los que disponemos, las incidencias recogidas en la intervención de Nakajima et al., 2006 [110], no son mayores a las incidencias que se producen con el entrenamiento sin restricción del flujo sanguíneo.
Las conclusiones del estudio de Nakajima son que el entrenamiento KAATSU o ERFS sirve para entrenar tanto a deportistas y personas sanas, como a personas con diversas condiciones físicas o incluso patologías (obesidad, diabetes, hipertensión, etc.).
En esta tabla podemos ver los resultados completos de la encuesta de Nakajima et al., 2006 [110].
Como podemos observar en la tabla, no suelen reportarse efectos negativos en la función vascular, ni en la coagulación sanguínea.
Tampoco se ven alteraciones en la función de los nervios periféricos. Se temía que los nervios periféricos pudieran dañarse debido a la presión de las bandas de oclusión, especialmente cuando son demasiado estrechas.
Pero como se ve en este estudio multitudinario, no es algo que se suela reportar. puesto que cuando las bandas de oclusión se usan correctamente, en ningún caso se aplica una presión lo suficientemente elevada como para producir un daño a nivel nervioso.
Estamos hablando de presiones entre 6 sobre 10 y 7 sobre 10 de forma subjetiva, donde 10 sería la oclusión total de las arterias. Y recordar siempre que ante cualquier signo de dolor o molestia es recomendable aflojar la presión de las bandas, por lo que teniendo en cuenta las recomendaciones básicas de uso sería muy complicado que la presión de las bandas pueda causar un daño en los nervios superficiales.
[1] T. Nakajima et al., “Use and safety of KAATSU training:Results of a national survey,” Int. J. KAATSU Train. Res., vol. 2, no. 1, pp. 5–13, 2006, doi: 10.3806/ijktr.2.5.
Las investigaciones y estudios sobre la seguridad del ERFS
Con el fin de continuar valorando la seguridad del entrenamiento con RFS, podemos ver también la intervención de Clark y colaboradores del 2011 [1]. En el estudio de Clark se midieron tanto marcadores de inflamación como marcadores de coagulación, y se comprobó que no había alteraciones en esos marcadores, ni tampoco hubo alteraciones en la función vascular, o alteraciones de algún nervio periférico.
Si es importante recalcar que a diferencia del estudio de Nakajima donde en la muestra había personas con todo tipo de enfermedades y patologías, la intervención de Clark y colaboradores se realizó en personas sanas, y en ella se vio que al menos a corto plazo (el estudio duraba 4 semanas) no se pudo observar ninguna alteración significativa.
[1] B. C. Clark et al., “Relative safety of 4 weeks of blood flow-restricted resistance exercise in young, healthy adults.,” Scand. J. Med. Sci. Sports, vol. 21, no. 5, pp. 653–662, Oct. 2011, doi: 10.1111/j.1600-0838.2010.01100.x.
Seguridad a nivel cardiovascular, daño muscular y estrés oxidativo
Con el objetivo de investigar la seguridad del ERFS pero centrándose en el sistema cardiovascular (central y periférico), el daño muscular, el estrés oxidativo y las respuestas en la conducción nerviosa que se daban con el entrenamiento con RFS tenemos la investigación de Loenneke et al. 2011 [1].
En el estudio de Loenneke et al. 2011 [1] se llegó a la conclusión que los dos grupos de sujetos respondían igual y los marcadores no diferían entre el grupo con RFS y el grupo sin RFS.
En cualquier caso, todavía no conocemos con exactitud los efectos que puedan tener el ERFS cuando se aplica de forma crónica, por lo menos en la literatura científica, de forma empírica si que hay muchas personas y atletas aplicando ERFS sin reportar más problemas o incidencias de las que se pueden reportar también con el entrenamiento sin RFS.
[1] J. P. Loenneke, J. M. Wilson, G. J. Wilson, T. J. Pujol, and M. G. Bemben, “Potential safety issues with blood flow restriction training.,” Scand. J. Med. Sci. Sports, vol. 21, no. 4, pp. 510–518, Aug. 2011, doi: 10.1111/j.1600-0838.2010.01290.x.
Riesgo cardiovascular en población con factores de riesgo
A pesar de todos los beneficios que se pueden obtener con el entrenamiento con RFS, si que se ha visto que existe cierto riesgo en poblaciones con algún tipo de riesgo cardiovascular como por ejemplo ancianos o personas que tengan alguna patología o problema a nivel cardiovascular.
En este sentido el estudio de Barbosa y colaboradores del 2016 [119], cuestiona seriamente la seguridad del entrenamiento con RFS cuando se trata de sujetos con algún tipo de riesgo cardiovascular, puesto que en el estudio de Barbosa [119] se llegó a la conclusión que el ERFS podría provocar respuestas cardiovasculares anormales como resultado de una mayor activación del metaborreflejo.
El metaborreflejo es un efecto de la fatiga muscular respiratoria que limita el rendimiento debido a la acumulación de metabolitos como el lactato, que, ante la imposibilidad de suficiente aclaramiento debido a la intensa demanda muscular, promueve una vasoconstricción periférica mediante el sistema nervioso simpático. Realmente se necesita más investigación al respecto, pero de forma hipotética esto es lo que sucedería según Barbosa et al., 2016 [119]. Por lo que en personas con algún tipo de problema cardiovascular o de presión arterial el ERFS puede que no sea totalmente seguro.
Es totalmente plausible que con el ERFS se de un ligero aumento de la presión arterial, puesto que el corazón entiende que hay una falta de oxigeno en el músculo que se está entrenando, además hay una necesidad de liberar ciertos metabolitos tóxicos que se están generando en la musculatura, a todo eso hay que sumarle la necesidad de enviar nutrientes para generar energía. Con lo cual, y con el objetivo de llevar a cabo esas funciones aumenta la frecuencia cardiaca, aumenta la presión sistólica, y aumenta el gasto cardiaco, con lo cual aumenta la presión arterial.
En personas sin ningún tipo de riesgo a nivel cardiovascular estas pequeñas alteraciones en la presión arterial y el ritmo cardiaco no supondrían ningún problema, pero en población de riesgo si que podría ser peligroso.
Por ese motivo existe todavía cierta controversia sobre si el ERFS se puede aplicar en población clínica con patologías a nivel cardiovascular. Por el momento, lo más sensato es desaconsejar su uso en sujetos con alguna patología a nivel cardiovascular, puesto que en personas con algún tipo de patología a nivel cardiovascular el ERFS no estaría exento de riesgos.
Pero por norma general se ha visto que cuando se usan cargas bajas y RFS los aumentos en la frecuencia cardíaca, la presión arterial sistólica (PAS) y la presión arterial diastólica son similares o quizás incluso más bajos a los aumentos que se dan cuando se entrena con cargas elevadas y sin RFS (Brandner et al., 2014 ; Mouser et al., 2018) [120][121].
De hecho, el equipo de Pinto y colaboradores en el 2018 [122] investigaron la respuesta cardiovascular y metabólica al entrenamiento con RFS de mujeres hipertensas. En el ensayo se empleo el ERFS con baja carga frente al ejercicio de fuerza tradicional con cargas elevadas y se demostró que el ERFS y cargas bajas no inducía una respuesta cardiovascular o metabólica exagerada o mayor en comparación con el ejercicio de resistencia sin RFS y cargas más elevadas.
Además, los estudios de Kambič et al. (2019 , 2021) [123][124] informaron que el entrenamiento con RFS en pacientes con enfermedad de las arterias coronarias (CAD) es seguro, y se asoció con mejoras significativas en la fuerza muscular y la función muscular. Se observó también que tras 8 semanas de entrenamiento de fuerza con RFS se redujo de forma significativa la presión arterial sistólica y diastólica en pacientes con enfermedad arterial coronaria (EAC) sin producir cambios en los valores de hormona natriurética, fibrinógeno o el dímero D.
Sin embargo, cuando el entrenamiento con RFS se realiza con cargas de más del 50% del 1RM si que podrían ser más notorios esos aumentos en la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Yo mismo he podido comprobar como el gasto cardiaco y las pulsaciones se elevan mucho más ante un entrenamiento con RFS que un entrenamiento convencional. Eso si, estoy hablando de entrenamientos avanzados en los que se aplicaba la RFS con cargas del 60% del 1RM o más.
En mi caso concreto, aplico la RFS de manera muy “avanzada”, con cargas de más del 60% del 1RM o más, y durante mucho tiempo, o incluso durante todo el entrenamiento (cosa que por seguridad no se recomienda). En casos en que la aplicación del ERFS entre dentro de los tiempos recomendados estos aumentos en el ritmo cardiaco y la presión arterial no suelen ser tan significativos.
De manera anecdótica, dejo abajo dos imágenes de dos entrenamientos similares, pero uno con RFS (con protocolos avanzados) y otro sin RFS.
La imagen de la izquierda es de un entrenamiento con RFS en un 80% del entrenamiento, y se ve como el ritmo cardiaco se mantuvo en una media de 121 pulsaciones por minuto, teniendo en cuenta que el entrenamiento fue de más de dos horas y era un entrenamiento de hipertrofia es una media bastante elevada.
La imagen de la derecha es de un entrenamiento similar, pero en el que no emplee la RFS y las pulsaciones bajaron casi 20 puntos. El dispositivo usado para registrar el ritmo cardiaco fue el Apple watch.
Si dispones de un dispositivo que mida la frecuencia cardiaca puedes comprobar hasta que punto influye (o no) en tu caso el ERFS en tu frecuencia cardiaca.
[1] T. C. Barbosa et al., “Intrathecal fentanyl abolishes the exaggerated blood pressure response to cycling in hypertensive men,” J. Physiol., vol. 594, no. 3, pp. 715–725, 2016, doi: 10.1113/JP271335.
[2] C. R. Brandner, D. J. Kidgell, and S. A. Warmington, “Unilateral bicep curl hemodynamics: Low-pressure continuous vs high-pressure intermittent blood flow restriction.,” Scand. J. Med. Sci. Sports, vol. 25, no. 6, pp. 770–777, Dec. 2015, doi: 10.1111/sms.12297.
[3] J. G. Mouser et al., “Very-low-load resistance exercise in the upper body with and without blood flow restriction: cardiovascular outcomes.,” Appl. Physiol. Nutr. Metab. = Physiol. Appl. Nutr. Metab., vol. 44, no. 3, pp. 288–292, Mar. 2019, doi: 10.1139/apnm-2018-0325.
[4] R. R. Pinto, M. Karabulut, R. Poton, and M. D. Polito, “Acute resistance exercise with blood flow restriction in elderly hypertensive women: haemodynamic, rating of perceived exertion and blood lactate.,” Clin. Physiol. Funct. Imaging, vol. 38, no. 1, pp. 17–24, Jan. 2018, doi: 10.1111/cpf.12376.
[5] T. Kambič, M. Novaković, K. Tomažin, V. Strojnik, and B. Jug, “Blood Flow Restriction Resistance Exercise Improves Muscle Strength and Hemodynamics, but Not Vascular Function in Coronary Artery Disease Patients: A Pilot Randomized Controlled Trial.,” Front. Physiol., vol. 10, p. 656, 2019, doi: 10.3389/fphys.2019.00656.
[6] T. Kambič, M. Novaković, K. Tomažin, V. Strojnik, M. Božič-Mijovski, and B. Jug, “Hemodynamic and Hemostatic Response to Blood Flow Restriction Resistance Exercise in Coronary Artery Disease: A Pilot Randomized Controlled Trial.,” J. Cardiovasc. Nurs., vol. 36, no. 5, pp. 507–516, 2021, doi: 10.1097/JCN.0000000000000699.
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